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Riesgos al Utilizar Formalina Cruda

Capítulo 2

Riesgos al utilizar la formalina cruda

Desde los comienzos del siglo XX el desarrollo de fórmulas químicas para embalsamar cadáveres y la venta de productos mortuorios ocupó un lugar predominante en el mercado del servicio funeral. Muchas compañías, actualmente casi todas desaparecidas, mercadeaban sus productos a través de la nación americana y en muchas ocasiones el diploma de embalsamador íba incluído adentro de la caja de líquidos. Debido a los medios de transportación rudimentarios y al poco conocimiento científico de la época los embalsamadores se veían obligados a preparar sus propios líquidos para preservar los cuerpos y muchas de esas fórmulas caseras estaban muy lejos de lo que debía ser un buen químico para embalsamar. Curiosamente debemos notar que a pesar de sus limitados recursos los embalsamadores de esa época se percataron tempranamente de que la formalina cruda no era apta para preservar correctamente a un cadáver debido a sus características astringentes. Es interesante notar que la mayor parte del tiempo se pasaban experimentando ansiosamente en busca de una combinación “mágica” que controlara los efectos de la formalina. Anterior a eso el arsénico y otros metales nocivos eran utilizados en el embalsamamiento hasta que las leyes prohibieron el uso de sustancias venenosas para la preservación de cadáveres. No fué entonces hasta mediados del siglo 19 cuando el ruso Alexander M. Butlerov y el alemán August W. von Hofmann descubrieron y desarrollaron el formaldehído, convirtiéndose en el mejor y más popular preservativo de todos los tiempos.

De una manera clara y concisa, sin la necesidad de recurrir a fórmulas químicas complicadas, demostraremos que el uso de la formalina cruda para preservar cadáveres no es y jamás será apropiada para embalsamar correctamente un cadáver en las funerarias. Quizás se utilice con éxito en las escuelas de medicina y en otras instituciones en donde se preserva material anatómico sin importar la apariencia del mísmo y aún así la formalina se mezcla con fenoles y otros aditivos para mejorar la calidad preservativa del químico.

Formaldehído: El término “aldehído” es un derivado de las palabras alcohol y dehidrogenado. Combinando sus letras se forma la palabra “aldehído”. Los aldehídos son preparados mediante la oxidación de un alcohol para así obtener 2 átomos del mísmo. Este proceso se conoce como dehidrogenación. Existen varios tipos de aldehídos y entre los más simples figura el que todos conocemos como formaldehído. El formaldehído es uno de los constituyentes más importantes que encontramos en la gran mayoría de los líquidos para embalsamar pero, a diferencia de lo que muchos creen, no es el único componente y utilizarlo solo en su forma cruda (como la que viene en el famoso “dron”) sería perjudicial para nuestra salud y para la preservación del cadáver.

El formaldehído es un gas incoloro de olor fuerte e irritante que afecta las mucosas y el tracto respiratorio. Es soluble en agua y se vende regularmente en una solución compuesta de agua y alcohol metílico. A esa solución se le llama formalina. En escalas comerciales la formalina se prepara dehidrogenando el alcohol metílico (CH3 OH + O – CH2O + H2O). En ese proceso se mezcla el aire con vapor de alcohol metílico utilizando un metal como catalítico (cobre) el cual se mantiene a altas temperaturas para estimular la reacción química (oxidación). Los gases que son producidos mediante esta oxidación son condensados y el producto obtenido es una combinación de alcohol metílico con formaldehído. De esa forma se obtiene la formalina comercial que por reglas federales debe contener 40% por volumen y 37% por peso de formaldehído. Cuando el formaldehído se polimeriza se forma lo que se conoce como para-formaldehído el cual es un sólido que se derrite a 63 grados celsius.

Como señalara anteriormente los líquidos para embalsamar se componen de muchos otros químicos los cuales son muy importantes para preservar y desinfectar un cadáver. Notarán de que la formalina por sí sola no es capaz de embalsamar correctamente a un cadáver, aún cuando los embalsamadores quieran “jugar” a ser químicos combinándola con refrigerante de carro, Lestoil, glicerina y tinte vegetal para bizcochos. Vamos a demostrar lo lejos que están de la realidad ...

Composición química de los líquidos arteriales:

De aquí en adelante cada vez que utilice la palabra “líquidos” me refiero a los químicos para embalsamar, o sea, arterial y de cavidades.

Ningún embalsamador sería capaz de obtener resultados uniformes y predecibles si no entiende como reacciona el líquido con los tejidos del cadáver. Los líquidos varían de acuerdo a sus fabricantes y a los componentes que contengan. Cada fórmula es desarrollada de acuerdo al propósito para lo cual está diseñado cada líquido en específico. A pesar de las grandes variaciones que existen entre los muchos líquidos que abundan en el mercado los mísmos poseen varios componentes en común. De la cantidad, calidad y combinación de estos componentes es que depende la efectividad y durabilidad de los líquidos para embalsamar. Algunos de estos componentes básicos son:

  • Preservativos

  • Anticoagulantes

  • Amortiguadores de pH

  • Agentes Relajantes

  • Sales Inorgánicas

  • Penetrantes

  • Tintes y Perfumes

  • Solventes

  • Humectantes

Como ejemplo, presentaré una tabla indicando los componentes de un líquido arterial bien elemental:

Químico Arterial “GUZMAN”

Componente: * Propósito:

Formalina Preservativo

Glycol Humectante/Solvente

Borato de Sodio Anticoagulante, amortiguador

Sulfato de Sodio Laurílico Detergente, penetrante

Benzoato de Sodio Desinfectante, amortiguador

Tintes y Perfumes Apariencia, color, fragancia

Alcohol, agua y otros vehículos Solventes, desinfectantes

*Actualmente algunos de éstos componentes han sido sustituidos por otros menos nocivos, más económicos y efectivos.

La fórmula arriba indicada sería la más sencilla. Debemos aclarar, sin embargo, que al examinar esta tabla deducimos entonces que la calidad de un líquido no se define por la cantidad de formalina que tenga ni mucho menos por el por ciento o “index” del mísmo. En los líquidos modernos encontraremos más de 8 componentes básicos que se utilizan para controlar y amortiguar el efecto astringente de la formalina en general. Por eso es que la palabra “index” ya no es tan relevante para el embalsamador actual. Naturalmente esperamos que ahora no vayan corriendo a la farmacia para tratar de encontrar estos componentes y añadírselos a sus “fórmulas” caseras. Si no tiene el conocimiento ni el entrenamiento profesional que tiene un doctor en química, ni siquiera lo intente ya que no son los componentes lo que hace la diferencia sino más bien la manera en que estos se combinan y la cantidad que solo una fórmula química científicamente desarrollada tras largos años de investigación puede lograr.

Al utilizar la formalina cruda, la cual vemos comunmente envasada en drones de 55 galones, carecemos de todos esos componentes importantes que controlan los efectos negativos de la formalina. Debemos recordar que el embalsamador moderno no es un “momificador” egipcio, sino mas bien un técnico profesional que domina tanto el arte como la ciencia del embalsamamiento (se supone). Aquel embalsamador que termina su trabajo en una hora o menos dejando el cadáver duro como piedra es sencillamente un “empuja- líquido” y está muy lejos de lo que define una buena preservación. El buen embalsamador es aquél que toma su tiempo para ejecutar un buen trabajo sin la necesidad de deshidratar, distorcionar y “quemar” la apariencia del cadáver. Recuerdo que al principio de mi carrera mientras trabajaba para una de las funerarias más prestigiosas del país, recibimos un cuerpo autopsiado procedente de New York. Este cuerpo estaba tan duro que presentaba signos de deshidratación. ¡Cualquier persona a simple vista hubiese dicho que el cuerpo estaba perfectamente embalsamado, sin embargo, cuando procedí a vestirlo me percaté de que le salían larvas por la nariz (gusanos)! El cuerpo fué embalsamado con una solución tan fuerte y descontrolada que preservó los tejidos superficialmente dejando los más profundos completamente “crudos”. Esto es lo que sucede cuando utilizamos la formalina cruda. En EEUU se le llama “shell embalming” en donde se preserva la parte externa o “caparazón” del cadáver dejando las partes internas sin preservar. Al no poseer ningún tipo de control la formalina cruda libera su fuerza astringente de manera descontrolada y esa mísma acción evita que penetre profundamente. La formalina cruda posee una tensión superficial alta que la priva de la fuerza osmótica necesaria para penetrar a las células más profundas. Sin el proceso de osmósis es imposible preservar correctamente un cadáver y la durabilidad del embalsamamiento sería muy limitado. La mayor parte de las veces no vemos los resultados porque en PR la mayoría de los casos se entierran en 24 horas, pero cada día son más los casos que tienen que esperar varios días debido a la gran emigración de personas hacia los EEUU, que ha ocurrido durante los últimos años. No es sorpresa para nadie ver un cadáver negro o verde en menos de 24 horas y completamente deshidratado con piel de “cuero” sencillamente por utilizar formalina cruda. Lo más interesante es ver un cuerpo exhumado a los 5 días completamente descompuesto luego de haber estado como piedra por los efectos astringentes de la formalina. Esto es solo un ejemplo más del famoso shell embalming.

Los líquidos arteriales son preparados y desarrollados por científicos expertos en Química y llevan más de 100 años desarrollando nuevas fórmulas. Sería completamente absurdo pensar que un embalsamador con apenas una educación vocacional de un año tenga los conocimientos mínimos necesarios para desarrollar algo parecido al líquido arterial más sencillo del mundo.

Una de las excusas más comunes que tiene el funerario, y últimamente los nuevos “trade embalmers”, para no utilizar líquidos de embalsamar es única y exclusívamente el factor precio. El gasto del embalsamamiento, incluyendo al embalsamador, dentro de un servicio funeral completo es de apenas un 1%. Es mucho más caro utilizar y mover una carroza fúnebre para un entierro que utilizar todos los líquidos corespondientes en un cadáver. Para los funerarios no hay excusas. Los “trade embalmers” que prefieren arriesgar su prestigio y calidad de servicio por economizar algunos centavos extras, se exponen a perder clientes serios, a no cobrar lo que vale realmente un embalsamamiento y hasta a una demanda por parte de algún familiar. Es muy fácil para un perito “aplastar” a un embalsamador en la corte tan pronto mencione que utilizó formalina cruda en un cuerpo. También conocemos funerarios responsables que dejaron de llamar a ciertos embalsamadores cuando descubrieron que por el hecho de estos utilizar formalina de dron sus casos se veían cada vez mas desagradables. NO HAY EXCUSAS.

La formalina cruda crea un grado anormal de rigidez, deshidrata y cambia el color del cadáver. No solo afecta el embalsamamiento sino tambien afecta a la salud del embalsamador. Un gran número de embalsamadores que utilizaron la formalina cruda por espacio de 5 años o más, desarrollaron serios problemas respiratorios y crearon calcificaciones carcinógenas en sus pulmones. Nuestra salud vale más que unos cuantos pesos.

Concluímos entonces de que la formalina cruda causa más desventajas que economía. Al utilizar formalina de dron retrocedemos un siglo atrás en la ciencia del embalsamamiento. Si usted daña un cadáver con esta formalina perderá en un momento todo lo que ha estado economizando con el dron. Lo peor de todo es que pierde su reputación, clientes y hasta puede perder su licencia. Muchos embalsamadores suelen decir: “Lo que pasa es que hay que saber utilizarla”. Para estos “empuja líquidos” un cadáver gris y duro como piedra es algo natural. Para un embalsamador de verdad es sencillamente un trabajo mal hecho y barato. En estos tiempos en donde los embalsamadores exigen mejor paga y mejores condiciones de trabajo es tiempo de que se den cuenta que para exigir mejores salarios es necesario profesionalizarse aún más mediante el uso de nuevas técnicas y los mejores materiales para embalsamar disponibles en el mercado. Dudo mucho que “quemando” muertos y haciendo trabajos en 1 hora inspiren a cualquier funerario a aumentarle su sueldo.

Recientemente recibimos la visita de un cliente funerario a nuestras facilidades. Su cara de asombro fue tal al ver varias tablillas llenas con 15 líquidos distintos de 3 marcas diferentes que nunca más protestó por el costo de nuestros servicios. Imagínense ustedes si en vez de esas tablilas hubiese visto un dron de 55 galones liqueando formalina cruda. ¿Cómo rayos íbamos a justificar nuestros precios? Nuestro orgullo y vocación por esta profesión es mayor que el dinero. Utilizamos al menos 5 botellas en cada caso entre arterial, co-inyectores y cavidades. Si es necesario utilizar mayor cantidad a consecuencia de una condición específica, se factura aparte. Si utilizamos pantalones plásticos para tratar ulceras, se cobran aparte. Ya nuestros clientes saben la calidad de nuestros productos, nuestro trabajo y nuestro profesionalismo, el cual habla más que mil palabras. Ellos prefieren pagar un poco más siempre y cuando sus casos se vean mejor.

En resumen; utilizar formalina cruda en un embalsamamiento representa un riesgo tal que el embalsamador profesional y una funeraria distinguida no deben correr.

Preguntas:

1-¿Por qué no debe utilizar formalina cruda para embalsamar un cadáver?

2- Mencione los componentes básicos de un líquido arterial

3- ¿De donde se origina la palabra formaldehído?

4- ¿Cuál es la principal excusa para utilizar formalina de dron?

5-¿Cree usted que un típico embalsamador posee los conocimientos necesarios para desarrollar fórmulas químicas? Explique


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